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Ecos de la conquista

Este es un pequeño registro de palabras, frases, videos, audios y pensamientos que algunxs autorxs han ofrecido para la reflexión con relación a la Conquista de México-Tenochtitlan y que me acompañaron en el camino de este proyecto escénico.


En la novela Malinche de Laura Esquivel:

"¿Por qué tenemos que caminar tanto?

Tu tarea es caminar – respondió la abuela – Un cuerpo inmóvil se limita a sí mismo, un cuerpo en movimiento se expande, se vuelve parte del todo, pero hay que saber caminar ligero, sin cargas pesadas. Caminar nos llena de energía y nos transforma para poder mirara el secreto de loas cosas. Caminar nos convierte en mariposas que se elevan y miran en verdad lo que el mundo es. Lo que la vida es. Lo que nuestro cuerpo es. Es la eternidad de la conciencia. Es la comprensión de todas las cosas. Eso es dios en nosotros, pero si quieres, puedes quedarte sentada y convertirte en piedra." (pág. 125)

"A ti madrecita (Virgen de Guadalupe), te pido que seas su reflejo, para que, al verte, se sientan orgullosos. Ellos, que no pertenecen ni a mi mundo ni al de los españoles. Ellos, que son la mezcla de todas las sangres: la ibérica, la africana, la romana, la goda, la indígena. Y la sangre del medio oriente […] El espíritu de la nueva raza…" (pág. 215)


Compartir parte del proceso escénico a través de otros medios

Presentación en el 54 Festival Internacional de Teatro de Manizales a través del 4° CONGRESO IBEROAMERICANO DE TEATRO. Artes escénicas, diversidades & pluralismo 

Presentación en el Encuentro Internacional DANCING WITH DECOLONISATION

Entrevista realizada por Cultura UNAM Canadá sobre el proceso creativo del proyecto


Miguel León Portilla ofrece estas líneas en su libro La visión de los vencidos

Abatimiento de Motecuhzoma

"¿Qué remedio, mis fuertes? ¡Pues con esto ya fuimos aquí!... ¡Con esto ya se nos dio lo merecido! ¿Acaso hay algún monte donde subamos? ¿O acaso hemos de huir? Somos mexicanos: ¿acaso en verdad se dará gloria a la nación mexicana? Dignos de compasión son el pobre viejo, la pobre vieja, y los niñitos que aun no razonan. ¿En dónde podrán ser puestos a salvo? Pero… No hay remedio… ¿Qué hacer? … ¿Nada resta? ¿Cómo hacer y en dónde? … Ya se nos dio el merecido… Como quiera que sea, lo que quiera que sea… Ya tendremos que verlo con asombro… (pág. 57)" [Informantes de Sahagún: Códice Florentino, libro XII, capítulo XIII, versión del náhuatl por Ángel María Garibay]

"Andará torcida la tierra, porque allí se guarda mucha mentira, y muchos en ellas han sido tenidos por dioses."

"Los conquistadores españoles destruyeron durante el siglo XVI antiguos sistemas de educación y redujeron a cenizas la mayor parte de los códices y antiguos libros de pinturas. Pero, en contraste con esta actitud destructora, algunos misioneros excepcionales como fray Andrés de Olmos, Bernardino de Sahagún, Diego de Durán y otros varios se empeñaron en recoger de los indígenas, tanto sus antiguos libros de pinturas, como las tradiciones y cantares que en lengua indígena habían memorizado en la época prehispánica." (pág. 196)


El fin de la conquista de Enrique Flores 

Citando al Teatro de la crueldad de Antonin Artaud:

"Los elementos que se ponen en juego en esa escenificación imaginaria coinciden, y no causalmente con los de La conquista de México: la sangre y el pánico, los sacerdotes y sus disputas, la agitación, las repercusiones físicas, el papel del rey y el del “populacho”, el énfasis en las fuerzas, las transferencias, los cuerpos, los acontecimientos. Artaud adivina el vínculo, fantasmal y mitológico, de las destrucciones paralelas de Jerusalén y Tenochtitlan." (pág. 51)

"El teatro de la crueldad se revela, entonces, no como un espectáculo de violencia y de horror, sino como una revuelta metafísica – como un acto real de insurrección contra el destino." (pág. 73)

"Sólo la poesía podría decirnos su palabra mágica nutrida en encantaciones, pero tampoco creamos que esta poesía será la inútil ocupación de hacer versos, sino la revelación de un mundo vivo de fuerza y poder que el hombre usa ahora sin darse cuenta o sin darle importancia alguna." (Schneider: 61 n. 53) 1984 – Artaud y México “México y el viaje al país de los tarahumaras”


La conquista de América "El problema del otro" de Tzvetan Todorov

Cuatro fases:

  1. Descubrir

  2. Conquistar

  3. Amar

  4. Conocer

Uno puede descubrir a los otros en uno mismo, darse cuenta de que no somos una sustancia homogénea y radicalmente extraña a todo lo que no es uno mismo: yo es Otro. Pero los otros también son Yos. (pág. 13)

Colón ha descubierto América, pero no a los americanos. Toda la historia del descubrimiento de América, primer episodio de la conquista lleva la marca de esta ambigüedad: la alteridad humana se revela y se niega a la vez. El año de 1492 simboliza ya, en la historia de España, este doble movimiento: en ese mismo año el país repudia a su Otro interior al triunfar de los moros en la última batalla de Granada y al forzar a los judíos a dejar su territorio, y descubre al Otro exterior, toda esta América se habrá de volverse latina. (pág. 57)

El México de aquel entonces no es un estado homogéneo, sino un conglomerado de poblaciones, sometidas por los aztecas, quienes ocupan la cumbre de la pirámide. De modo que, lejos de encarnar el mal absoluto, Cortés a menudo les parecerá un mal menor, un libertador, guardadas las proporciones, que permite romper el yugo de una tiranía especialmente odiosa pero muy cercana. (pág. 64)

No sólo son las secuencias del pasado las que se parecen, sino también las del porvenir. Por eso los hechos se remiten ora al pasado, como en una crónica, ora al futuro, en forma de profecías: otra vez más, da lo mismo. La profecía está enraizada en el pasado, puesto que el tiempo se repite; el carácter, fausto o infausto, de los días. (pág. 93)

Toda acción tiene su parte de rito y su parte de improvisación, toda comunicación es, necesariamente, paradigma y sintagma, código y contexto; el hombre tiene tanta necesidad de comunicarse con el mundo como con los hombres […] el silencio de los dioses pesa tanto en el campo europeo como en el de los indios. Al ganar por un lado el europeo perdía por el otro. (pág. 106)

La conquista de la información lleva a la conquista del reino. (pág. 113)

En el mejor de los casos, los autores españoles hablan bien de los indios; pero, salvo en casos excepcionales, nunca hablan A los indios. […] Si el comprender no va acompañado de un reconocimiento pleno del otro como sujeto, entonces esa comprensión corre el riesgo de ser utilizada para fines de explotación, de “tomar”; el saber quedará subordinado al poder. Lo que permanece en la oscuridad es, entonces, la segunda relación: ¿por qué el tomar lleva a destruir? Porque efectivamente hay destrucción y, para tratar de responder esa pregunta, habrá que recordar sus elementos principales. (pág. 143)

[…] en el año de 1500 la población global debía ser de unos 400 millones, de los cuales 80 estaban en las Américas. A mediados del siglo XVI, de esos 80 millones quedan 100. O si nos limitamos a México: en vísperas de la conquista, su población es de unos 25 millones; en el año de 1600, es de un millón. (pág. 144)

El cristianismo es una religión igualitaria; pero en su nombre se reduce a los seres humanos a la esclavitud (pág. 159)

¿Puede uno querer realmente a alguien si ignora su identidad, si ve, en lugar de esa identidad, una proyección de sí o de su ideal? Sabemos que esto es posible, e incluso frecuente, en las relaciones entre personas, pero ¿qué pasa en el encuentro de culturas? ¿No corre uno el riesgo de querer transformar al otro en nombre de sí mismo, y por lo tanto, de someterlo? ¿Qué vale entonces ese amor? (pág. 182)

Hay otra lección de Cortés que no se olvida: antes de dominar, hay que informarse. (pág. 188)

Los cristianos se indignan de los casos de canibalismo; la introducción del cristianismo lleva a suprimirlos. Pero, para lograrlo, ¡hay hombres a los que queman vivos! Toda la paradoja de la pena de muerte esta ahí: la instancia penal realiza el mismo acto de condena, mata para impedir que se mate. (pág. 189)

Para dar cuenta de las diferencias existentes en la realidad, hay que distinguir por lo menos tres ejes, en los que se puede situar la problemática de la alteridad. Primero hay un juicio de valor (plano axiológico): el otro es bueno o malo […] En segundo lugar, está la acción de acercamiento o de alejamiento en relación con el otro (plano praxeológico): adopto los valores del otro, me identifico con él […] En tercer lugar, conozco o ignoro la identidad de otro (este sería un plano epistémico); evidentemente no hay aquí ningún absoluto, sino una grabación infinita entre los estados de conocimiento menos o más elevados (pág. 195)

Escribo este libro para tratar de lograr que no se olvide este relato, ni mil otros semejantes. Creo en la necesidad de “buscar la verdad” y en la obligación de hacerla conocer; sé que la función de información existe, y que el efecto de la información puede ser poderoso […] El crecimiento es un aprendizaje de la exterioridad y de la socialidad; se podría decir un poco a la ligera que la vida humana está encerrada entre dos extremos, aquel en el que el YO invade al mundo, y aquel en el mundo acaba por absorber al YO, en forma de cadáver o cenizas. Y como el descubrimiento del otro tiene varios grados, desde el otro OBJETO, confundido con el mundo que le rodea, hasta el otro como SUJETO, igual al YO, pero diferente de él, con un infinito número matices intermedios, bien podemos pasarnos la vida sin terminar nunca el descubrimiento pleno del otro (suponiendo que se pueda dar). Cada uno de nosotros debe volverlo a iniciar a su vez; las experiencias anteriores no nos dispensan de ello, pero pueden enseñarnos cuáles son los efectos del desconocimiento. (pág. 257)

A través de estos diferentes ejemplos se firma una misma propiedad: una nueva EXOTOPÍA (para hablar como Bajtin), una afirmación de la exterioridad del otro que corre parejas con su reconocimiento en tanto sujeto. Quizás haya en eso no sólo una nueva manera de vivir la alteridad, sino también un rasgo característico de nuestro tiempo, como lo era el individualismo o el autotelismo para la época cuyo fin empezamos a visualizar. Así, pensaría un optimista como Levinas: “Nuestra época no se define por el triunfo de la técnica por la técnica, como no se define por el arte por el arte, como no se define por el nihilismo. Es acción para un mundo que viene, superación de su época, superación de sí que requiere la epifanía del Otro. (pág. 260)


La ruta de Hernán Cortés de Fernando Benítez

El mito forma parte de nuestra vida. Sobre él se apoyan los cimientos de nuestras casas. Con el pasado indígena, las traducciones españolas y los hermosos cuentos de esperanzadora dicha, se ha creado la utopía americana. Y aquí estamos, reclamando nuestro derecho a que esa utopía se logre de manera más firme. Ni Platón, ni los cuentistas medievales, ni los conquistadores y los descubridores del siglo XVI presintieron nunca lo que iba a suponer este Nuevo Mundo que de pronto irrumpió, alterando el antiguo orden que reinaba en la Tierra. (pág. 29)